domingo, enero 28, 2007

LA VERDAD DE UN ALBAÑIL

UNA EXPLICACIÓN CON TODO LUJO DE DETALLE

Dicen que fué un caso real, pero real o no, al menos es ilustradísimo.

Esto que vas a leer, es la explicación que dió un albañil, por carta,( podría ser de cualquier lugar, de esta plurarísima España nuestra), a petición de una compañía de seguros que no daba crédito a las lesiones del mismo.
Dice:
“En respuesta a su pedido de informaciones sobre mi accidente, ya que me piden una aclaración mas detallada, del mismo, y para salir de dudas, aclaro:

Soy albañil desde hace diez años. El día del accidente estaba trabajando sin ayuda, colocando los ladrillos en una pared del sexto piso del edificio en que trabajaba. Finalizadas mis tareas, verifiqué que habían sobrado aproximadamente 250 kgs., de ladrillos. En vez de cargarlos hasta la planta baja a mano, decidí colocarlos en un barril y bajarlos con ayuda de una roldana que felizmente se hallaba fijada en una viga en el techo del sexto piso.

Bajé hasta la planta baja. Até el barril con un soga y con la ayuda de la roldana, lo levanté hasta el sexto piso, atando el extremo de la soga en una columna de la planta baja. Luego subí y cargué los ladrillos en el barril. Volví a la planta baja, desaté la soga y la agarré con fuerza del modo que los 250 kgs., de ladrillos bajasen suavemente.(debo indicar, como ya lo hice en su día, que mi peso corporal es de 82 kgs.).Sorpresivamente mis pies se separaron del suelo y comencé a ascender rápidamente, arrastrado por la soga. Debido al susto, perdí mi presencia de espíritu e irreflexivamente me aferré a la soga mientras ascendía a gran velocidad.

En las proximidades del tercer piso, me encontré con el barril que bajaba a una velocidad aproximadamente similar a la de mi subida y fue imposible evitar el choque.

Continué subiendo hasta que mis dedos se engancharon dentro de la roldana, lo que provocó la detención de mi subida y también las quebraduras múltiples de los dedos y de la muñeca. A estas alturas (de los acontecimientos), ya había recuperado mi presencia de espíritu. Pese a los dolores continué aferrado a la cuerda. Fue en ese instante que el barril chocó contra el suelo de la planta baja, su fondo se partió y todos los ladrillos se desparramaron.

Sin ladrillos, el barril pesaba aproximadamente 25 kgs. Debido a un principio simplísimo, comencé a descender rápidamente hacia la planta baja. Aproximadamente el pasar por el tercer piso me encontré con el barril vacío que subía. En el choque que sobrevino, estoy casi seguro que se produjeron las fracturas de tobillos y de la nariz. Este choque , felizmente disminuyó la velocidad de mi caída, de manera que cuando aterricé sobre la montaña de ladillos, solo me quebré tres vértebras.

Lamento, sin embargo, informar que , cuando me encontraba caído encima de los ladrillos con dolores insoportables, sin poder moverme, y viendo encima de mi el barril, perdí nuevamente mi presencia de espíritu y solté la soga. Debido a que el barril pesaba más que la cuerda, descendió rápidamente y cayó sobre mis piernas, quebrándome las dos tibias.”
Esperando haber aclarado definitivamente las causas y desarrollo de los acontecimientos, me despido atentamente, y por ellos, los motivos de mi baja.

Espero que te haya gustado. "el coronel"

EL "TITI" Y YO

EL “TITI” Y YO


Estaba yo un día, de esos de desánimo general, sin saber muy bien porqué, todo el mundo decía “no” a Citi, así que me senté en un pretil del paseo marítimo de la playa, en Cádiz.

De pronto me tocan por la espalda: “que haces aquí, Enrique??”.
Pues ya ves, poca cosa (contesté ; era mi amigo el “titi”).
Le conté lo que me ocurría, o mejor dicho como me encontraba de moral, y él me sacó un tarro grande de cristal, y unas pelotas de golf, lo puso todo en el pretil, y me dijo: “mete dentro del bote las pelotas.”

Hecho esto, me preguntó : “¿ ya está lleno??, ¡¡ pues claro ¡¡( le dije yo)
Entonces me sacó una bolsa con canicas de cristal – muy bonitas, por cierto- , las vació dentro del bote, ni que decir tiene que estas bolitas fueron rellenando los huecos que había.

Volvió a preguntarme : “¿ está lleno ahora? , “ahora si”, (dije yo).
De nuevo sacó otra bolsa, que contenía perdigones (bolitas de plomo). Las volvió a verter en el tarro, (por supuesto que estas rellenaron todos los espacios que habían dejado las canicas) y mirándome con una sonrisa que delataba mi asombro y mi ignorancia, me dijo “ ¿ y ahora que tienes que decir…?.
Pues, sencillamente no dije nada.

De pronto, se levantó, se fue hacia la arena y me dijo : “espera, no te vayas”; llenó una bolsa de arena, vino a sentarse de nuevo junto a mí y sin mediar palabra, vació la arena en el tarro. (es obvio que el tarro quedó absolutamente lleno sin ningún hueco libre) ,¡¡ ahora si que está lleno ¡¡, dijo la voz de la ignorancia (o sea, la mía), y me quedé relajado.

¡¡ Pues aquí acaba la historia ¡¡( me dije yo).
“ nos sentamos en la terraza de este bar??, - me dijo- ,¡ pues vale¡ – dije yo-
Entonces pidió, dos cafés y un vaso de agua.

De nuevo me dijo “ ah, se me olvidaba, échale el vaso de agua al tarro de cristal”; - menuda cara de bobo me tuvo que ver, porque se hartaba de reir, y yo rojo como un tomate, con un temblor que no sentía desde que cortejé por vez primera a una chica, (y de esto hace ya muchos años), me quedé mirando el tarro; anonadado, sin saber que decir, ni que hacer, con lo fácil que era rellenarlo, y yo no lo veía, ( so tonto, me dije).
“Eres la leche, TITI,” le dije, pero, claro, yo tenía ya un mosqueo que no me atrevía a preguntarle que lo de los dos cafés, para que sería; pero como el que pregunta es ignorante unos segundos solamente, y el que no pregunta lo es toda la vida, pues allá que fui yo con mi pregunta; y su respuesta fue de nuevo la de un maestro: “aunque esté todo el tiempo lleno, siempre hay un momento para tomar un café con un amigo”.
Me quedé mudo no se cuanto tiempo, y él no paraba de reírse a carcajadas, de mi cara.

Después me explicó, que las bolas de golf, eran nuestra familia, los amigos de vedad, nuestro trabajo etc
Las canicas de cristal, nuestras amistades “sociales”,nuestros hábitos etc, Los perdigones , nuestro coche, la tele, el cine etc, la arena……..algo parecido a las compras de Navidad el consumo absurdo, y el agua, esos caprichos absurdos, que nos pueden llevar a ser unos verdaderos imbéciles.
“Si hubiésemos puesto primero la arena, se nos hubiese llenado de lo absurdo, y no habría habido sitio para lo realmente importante, como son las pelotas de golf y las canicas.”

Al rato se levantó y se marchó, y desde entonces no lo he vuelto a ver, aunque se por donde anda.
Por cierto, todos conocéis a mi amigo el “TiTi”, yo como tengo confianza con él por eso le llamo así, pero unos le llamáis JESUS, otros JESUCRISTO, otros ALÁ, otros DIOS, otros NATURALEZA, y hay quien no lo llama por ningún nombre, pero estoy seguro que la final hablamos del mismo.

Espero que tu también tengas un amigo “TiTi” como yo.


Un abrazo de tu amigo “el coronel”.