COMO HACER PIS, VESTIDA DE FARALAES,
Y
NO MORIR EN EL INTENTO
Juro por mis muertos que todo cuanto cuento en adelante, acaeció en mi Villa, un tres de Mayo, 2006 años después de Cristo, a una no menos ilustre y genuina vecina, y que transcribo tal cual pronunciaba ella, palabra a palabra, el siguiente hecho, y cuya vida Dios guarde muchos años.
Es importante que entremos en escena para entender lo que pasó esta criatura un día de la Cruz en Granada.
Era sobre medio día, y tomábamos unas cervezas en un bar, como es propio de ese día tan “granaino”.
La protagonista de la historia, no estaba con nosotros, pero nos consideramos buenos amigos.
Ella entró después con su pareja y otras más, todos/as vestidos de faralaes (antes se decía de gitana, como ustedes gusten).
Después de los pertinentes saludos, y las cervezas de rigor, los pies estaban cansados y decidieron- ellas – tomar asiento junto a nosotros.
Las idas y venidas al W.C. eran constantes, de casi todo el mundo, ya que sabido es, que los riñones filtran bien después del zumo de cebada, y la vejiga aguanta poco.
Nuestra amiga se levantó, en busca del “miccionador”, -como otra mas- pero tardaba mas de la cuenta en salir.
Yo llegué a preocuparme un poco, porque no era normal tanto tiempo en salir del cuartito.
En un metro cuadrado aproximadamente, aquellos albañiles de entonces, lograron encajar un inodoro, un lavabo pequeño, ( con sus grifos y todo), un espejo, un porta-rollos (inservible), un secador de manos eléctrico, un aparatito de los de espantar las moscas (ahora modernamente se llama, desinfección, desratización y desmosquitación, ), un interruptor y una bombilla, y por si esto fuera poco, ¡¡ la puñetera puerta, abre hacia adentro ¡¡ ea, ahí es ná, y todo eso en 1 metro cuadrado escaso.
Nuestra amiga, venía roja como un tomate, sudando, y cagándose literalmente en la madre que parió al demonio, (suele ser lo mas socorrido).
“ ¡¡ por poco me meo encima, coñó ¡¡” soltó.
¿Qué te ha pasao? – le preguntamos-
“Pues que pa empezar, no podía cerrar la puerta, porque con tanto vestío, me lo pillaba con la puerta, cuando al fin consigo cerrar, me inclino un poco hacia delante, pa echarme el vestío a la espalda, y ¡ coño ¡, me pego con la peineta en la puerta y me la he clavao aquí debajo de la nuca, en las cervicales, que me ha hecho un daño que sus muertos.
Con la cabeza torcía mirando al rincón, como pude, intento bajarme las bragas, y ¡¡ cojones que no bajan ¡¡, venga darle tirones y nada de nada, y que me meaba encima y que no había manera de bajarlas, era como si las tuviera clavadas en el ombligo.
Me inclino un poco, con la intención de ver que pasaba allí delante que impedía la maniobra. Agacho la cabeza pa mirar, y ¡¡ cojones ¡¡ otra vez el coño la peineta choca con la puerta y me la clavo en el mismo sitio, me cago en su puta madre.
Ya no me atrevía a bajar la cabeza de nuevo, así que me puse derecha y mirando de reojillo pa bajo, me doy cuenta, que el mantón de Manila, pa que no se me cayera, lo cogí con un imperdible (u laña), al vestido, aquí abajo, - un poco mas abajo del ombligo- y se ve que también me enganché las bragas. A punto de haberme pinchao en la barriga, ya ves.
Pero como en la polla de Water ese tan chico no hay espacio pa ná, mientras me quitaba la laña me estaba meando, así que me meao la mitad dentro y la mitad fuera, y pa colmo había que secarse el chichi con secador eléctrico porque no había papel, ¿Cómo pollas se hace eso, porque por mas que pegues el culo al aparato no hay manera?, ¿Os parece poco lo que me ha pasado en un ratillo?, ¡¡ que jartura de vestío de gitana ¡¡ .
Concluyó, nuestra entrañable y expresiva amiga.
Ni que decir tiene que, nos dolía hasta el alma de la risa.
Moraleja: Lo mejor es no vestirse de gitana, y si lo haces, llévate los deberes hechos de casa, por si te tropiezas con un W.C. de metro cuadrao.
Un besico…… y mear tranquilos.
EL CORONEL
martes, junio 26, 2007
viernes, junio 01, 2007
PAPELITO DE PALO
PAPELITO DE PALO
Si si si, “papelito de palo”, que no me he equivocado.
Un día de esos infernales en la nieve, ya que no podíamos dar clase, pues nos tomábamos un café, y contábamos cosas.
Un joven madrileño, “nachete”, era la oveja negra de una familia “bien”, de Madrid, su padre Almirante de la Marina, la madre Arquitecta, la hermana médico y otro hermano Ingeniero, y Nacho, diplomado en E.S. (estudios primarios), quería hacer la brillante carrera de profesor de esquí.
Las broncas en casa eran el comer de cada minuto, pero por mas que se empeñaban, mas cabezón era mi amigo.
Compaginó los estudios de bachiller (por obligación) con los trabajillos que le iban saliendo, vamos, un corre ve y dile de tomo y lomo.
Cierto día, encontró un “curro” en un chino, de repartidor a domicilio.
Cuando se lo dijo a su padre, no le dio una torta, porque pudo esquivarla.
“papá, que me ha dicho el chino, que tengo que llevarle, esto que tengo aquí apuntao en una hoja”.
Cuando el padre, leyó aquello, refunfuñó varias veces, resopló cual toro, otras tantas veces, y con la ayuda de una mirada materna, accedió a prepararle “ los papeles”.
Allí decía: “certificado médico, certificado de buena conducta, permiso paterno, permiso de la moto, fotocopia de la cartilla de la Seguridad Social, y papelito de palo.
“mira ,Nacho, dile al tío ese, que se los llevarás, pero que te explique mejor que coño es eso del papelito de los cojones, y donde lo dan”, le boceó el Almirante.
Nacho, se puso de camino con su motillo, a la otra punta de Madrid, (era el chino mas lejano de casa).
“ Que dice mi padre que, que es eso del papelito que dice usted, y donde lo dan”. Le dijo al Chino.
“Pues niño, eso lo sablá tu padle, que donde tu vives yo no se donde puedes buscal, pelo plegunta que todo el mundo tiene uno”, contestó el oriental.
¡¡¡ Papá, que dice el chino que tu sabrás donde es eso, que el no lo sabe ¡¡¡¡
“Me cago en la madre que parió al chino de los cojones………….. “, (ya sabía yo que eso era lo que iba a contestar mi padre)
Así que cogieron el coche, y allá que traspusieron a la otra punta de Madrid.
Cuando el padre, empezó a hablar con el de los ojos rajaos, casi le pega.
“ Mire usted, haga el favor de decirme que coño de papeles tan raros piden ustedes a los chicos pa trabajar, y si es de cachondeo, y me ha hecho venir pa una tontería, vamos a tener que hablar de otra forma”.
Yo pensé que mi padre se liaba a ostias con el chino, que para colmo, era la hora de las comidas y estaba liao con sus cosas.
“mile, señol, los lalos son los españoles que piden tantos papeles. Pala podel dal de alta a su hijo necesito papelito de palo, y si no lo trlae, no puede tlabajal aquí”, ¿está clalo?.
“Pero al menos dígame quien da ese papel, o donde lo puedo recoger”, ¡¡ cojones ¡¡¡¡ le gritó mi padre.
El chino también cabreado: “ ¡¡¡ SEÑOL , PAPELITO DE PALO DE INEM, ¿COMPLENDE? PAPELITO DE PALO DE INEM ¡¡¡”.
Mi padre se quedó de piedra, rojo como un tomate, y con ganas de darme una bimba, porque con alguien tenía que pagarlo ¿no?.
Al final, no me la dio, y volvimos a casa mas de media hora en el coche, sin decir ni una sola palabra.
Moraleja:
Cuanto mas perfeccionistas seamos, mas tendremos que tragarnos nuestro orgullo y mas tendremos que comernos nuestras propias palabras.
Un abrazo
EL CORONEL
Si si si, “papelito de palo”, que no me he equivocado.
Un día de esos infernales en la nieve, ya que no podíamos dar clase, pues nos tomábamos un café, y contábamos cosas.
Un joven madrileño, “nachete”, era la oveja negra de una familia “bien”, de Madrid, su padre Almirante de la Marina, la madre Arquitecta, la hermana médico y otro hermano Ingeniero, y Nacho, diplomado en E.S. (estudios primarios), quería hacer la brillante carrera de profesor de esquí.
Las broncas en casa eran el comer de cada minuto, pero por mas que se empeñaban, mas cabezón era mi amigo.
Compaginó los estudios de bachiller (por obligación) con los trabajillos que le iban saliendo, vamos, un corre ve y dile de tomo y lomo.
Cierto día, encontró un “curro” en un chino, de repartidor a domicilio.
Cuando se lo dijo a su padre, no le dio una torta, porque pudo esquivarla.
“papá, que me ha dicho el chino, que tengo que llevarle, esto que tengo aquí apuntao en una hoja”.
Cuando el padre, leyó aquello, refunfuñó varias veces, resopló cual toro, otras tantas veces, y con la ayuda de una mirada materna, accedió a prepararle “ los papeles”.
Allí decía: “certificado médico, certificado de buena conducta, permiso paterno, permiso de la moto, fotocopia de la cartilla de la Seguridad Social, y papelito de palo.
“mira ,Nacho, dile al tío ese, que se los llevarás, pero que te explique mejor que coño es eso del papelito de los cojones, y donde lo dan”, le boceó el Almirante.
Nacho, se puso de camino con su motillo, a la otra punta de Madrid, (era el chino mas lejano de casa).
“ Que dice mi padre que, que es eso del papelito que dice usted, y donde lo dan”. Le dijo al Chino.
“Pues niño, eso lo sablá tu padle, que donde tu vives yo no se donde puedes buscal, pelo plegunta que todo el mundo tiene uno”, contestó el oriental.
¡¡¡ Papá, que dice el chino que tu sabrás donde es eso, que el no lo sabe ¡¡¡¡
“Me cago en la madre que parió al chino de los cojones………….. “, (ya sabía yo que eso era lo que iba a contestar mi padre)
Así que cogieron el coche, y allá que traspusieron a la otra punta de Madrid.
Cuando el padre, empezó a hablar con el de los ojos rajaos, casi le pega.
“ Mire usted, haga el favor de decirme que coño de papeles tan raros piden ustedes a los chicos pa trabajar, y si es de cachondeo, y me ha hecho venir pa una tontería, vamos a tener que hablar de otra forma”.
Yo pensé que mi padre se liaba a ostias con el chino, que para colmo, era la hora de las comidas y estaba liao con sus cosas.
“mile, señol, los lalos son los españoles que piden tantos papeles. Pala podel dal de alta a su hijo necesito papelito de palo, y si no lo trlae, no puede tlabajal aquí”, ¿está clalo?.
“Pero al menos dígame quien da ese papel, o donde lo puedo recoger”, ¡¡ cojones ¡¡¡¡ le gritó mi padre.
El chino también cabreado: “ ¡¡¡ SEÑOL , PAPELITO DE PALO DE INEM, ¿COMPLENDE? PAPELITO DE PALO DE INEM ¡¡¡”.
Mi padre se quedó de piedra, rojo como un tomate, y con ganas de darme una bimba, porque con alguien tenía que pagarlo ¿no?.
Al final, no me la dio, y volvimos a casa mas de media hora en el coche, sin decir ni una sola palabra.
Moraleja:
Cuanto mas perfeccionistas seamos, mas tendremos que tragarnos nuestro orgullo y mas tendremos que comernos nuestras propias palabras.
Un abrazo
EL CORONEL
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