PAPELITO DE PALO
Si si si, “papelito de palo”, que no me he equivocado.
Un día de esos infernales en la nieve, ya que no podíamos dar clase, pues nos tomábamos un café, y contábamos cosas.
Un joven madrileño, “nachete”, era la oveja negra de una familia “bien”, de Madrid, su padre Almirante de la Marina, la madre Arquitecta, la hermana médico y otro hermano Ingeniero, y Nacho, diplomado en E.S. (estudios primarios), quería hacer la brillante carrera de profesor de esquí.
Las broncas en casa eran el comer de cada minuto, pero por mas que se empeñaban, mas cabezón era mi amigo.
Compaginó los estudios de bachiller (por obligación) con los trabajillos que le iban saliendo, vamos, un corre ve y dile de tomo y lomo.
Cierto día, encontró un “curro” en un chino, de repartidor a domicilio.
Cuando se lo dijo a su padre, no le dio una torta, porque pudo esquivarla.
“papá, que me ha dicho el chino, que tengo que llevarle, esto que tengo aquí apuntao en una hoja”.
Cuando el padre, leyó aquello, refunfuñó varias veces, resopló cual toro, otras tantas veces, y con la ayuda de una mirada materna, accedió a prepararle “ los papeles”.
Allí decía: “certificado médico, certificado de buena conducta, permiso paterno, permiso de la moto, fotocopia de la cartilla de la Seguridad Social, y papelito de palo.
“mira ,Nacho, dile al tío ese, que se los llevarás, pero que te explique mejor que coño es eso del papelito de los cojones, y donde lo dan”, le boceó el Almirante.
Nacho, se puso de camino con su motillo, a la otra punta de Madrid, (era el chino mas lejano de casa).
“ Que dice mi padre que, que es eso del papelito que dice usted, y donde lo dan”. Le dijo al Chino.
“Pues niño, eso lo sablá tu padle, que donde tu vives yo no se donde puedes buscal, pelo plegunta que todo el mundo tiene uno”, contestó el oriental.
¡¡¡ Papá, que dice el chino que tu sabrás donde es eso, que el no lo sabe ¡¡¡¡
“Me cago en la madre que parió al chino de los cojones………….. “, (ya sabía yo que eso era lo que iba a contestar mi padre)
Así que cogieron el coche, y allá que traspusieron a la otra punta de Madrid.
Cuando el padre, empezó a hablar con el de los ojos rajaos, casi le pega.
“ Mire usted, haga el favor de decirme que coño de papeles tan raros piden ustedes a los chicos pa trabajar, y si es de cachondeo, y me ha hecho venir pa una tontería, vamos a tener que hablar de otra forma”.
Yo pensé que mi padre se liaba a ostias con el chino, que para colmo, era la hora de las comidas y estaba liao con sus cosas.
“mile, señol, los lalos son los españoles que piden tantos papeles. Pala podel dal de alta a su hijo necesito papelito de palo, y si no lo trlae, no puede tlabajal aquí”, ¿está clalo?.
“Pero al menos dígame quien da ese papel, o donde lo puedo recoger”, ¡¡ cojones ¡¡¡¡ le gritó mi padre.
El chino también cabreado: “ ¡¡¡ SEÑOL , PAPELITO DE PALO DE INEM, ¿COMPLENDE? PAPELITO DE PALO DE INEM ¡¡¡”.
Mi padre se quedó de piedra, rojo como un tomate, y con ganas de darme una bimba, porque con alguien tenía que pagarlo ¿no?.
Al final, no me la dio, y volvimos a casa mas de media hora en el coche, sin decir ni una sola palabra.
Moraleja:
Cuanto mas perfeccionistas seamos, mas tendremos que tragarnos nuestro orgullo y mas tendremos que comernos nuestras propias palabras.
Un abrazo
EL CORONEL
viernes, junio 01, 2007
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