martes, marzo 20, 2007

MI AMIGO FREDDY Y LOS MONOS DE GIBRALTAR

He aquí el macaco, ladrón, desafiante y enemigo número uno del protagonista de esta historia.



MI AMIGO FREDDY
Y
LOS MONOS DE GIBRALTAR


Casi me parto de la risa cuando me lo contó, porque le pone tanto énfasis, que casi lo vives con él, lo cual es señal de ser un magnífico comunicador.
Freddy, se dedica a “dar portes” con Japoneses, en el sentido mas estricto de la frase, y a trabajar con televisiones japonesas, corriendo España entera, grabando cuanto encuentran a su paso, sería la definición técnica de su trabajo.
Está casado con una mujer japonesa, entrañable, magnífica persona, mejor cocinera, traductora etc etc.
Hace unos días, Freddy terminaba de hacer unas grabaciones con un equipo de T.V., y su mujer hacía lo propio con otro equipo que andaba por Gibraltar en plena faena.
Es entonces, tomando un café, cuando me comenta Freddy,: “coronel, yo no puedo ir a Gibraltar, ¿porqué?, -pregunté- “porque me la tiene sentenciada el Jefe de los monos”.
Yo pensé, cuan ignorante soy, que el “jefe”, debería ser alguna persona encargada del cuidado de estos simios, y que en algún momento hubiese tenido un contratiempo con él.
NOOOO¡¡¡¡, nada de eso, el “jefe” de los monos, no es otro que un chimpancé que lidera el grupo.
En un momento del día, tal simio, se encaramó en el espejo retrovisor de la furgoneta, ¡¡¡¡ perdón, perdón ¡¡¡, en LA MONOVOLUMEN de mi amigo.
Con lo que pesaba el puñetero macaco, - pensó mi amigo Freddy- me va a romper el espejo, así que no corto ni perezoso, cogió un periódico, lo enrolló y le arreó un manporro en la cabeza, al simio.
¡¡Madre mía, la que formó el susodicho animal ¡¡¡, comenzó a dar saltos, alaridos, y a sacarme los dientes, que me acojonó –me dice-.
Ya no dejaba de mirarme, con cara de cómo te pille te acuerdas de mi, ¡¡ humano de los cojo…¡¡¡.
Yo tampoco le quitaba ojo de encima al bicho, porque era casi tan alto como algunos del equipo de grabación.
Viendo, éste, que no me podía hacer nada, se subió en el techo de mi monovolumen, y se cagó y meó, dándome a entender con ello que yo también se joder a mi manera. – por cierto, que la caca, cuando se secó no había forma humana de quitarla, y me dejó una mancha, como recuerdo.
Los orines del peludo, caían por el parabrisas, en dos hileras, tuve, por tanto, que echar agua y darle a los limpias, para apartar aquella porquería.
Cuando volvimos a parar, casi se me sale el corazón del pecho, ¡¡ aquel puto mono, se había enganchao en los limpia-parabrisas, y con la boca abierta me amenazaba el muy cabrón ¡¡¡.
Rápidamente le di al mando, y cuando empezaron a moverse , el bicho se asustó, los soltó y saltó al suelo.
Los japoneses que iban en la Mercedes, no daban crédito a lo que veían, estaban alucinados, viendo la “batalla” que se libraba entre hombre y simio.
Entre corte de manga, toma por culo cabrón, y dedo corazón apuntando al cielo, mirando con desafío al peludo animal, por mi parte, y sus enloquecidos golpes, los gruñidos, y amenazantes dientes, por la suya, pasamos un buen rato el uno frente al otro- yo dentro del coche , claro está.-
En otro de los momentos de arrebato, cuando se puso delante mi coche, dando saltos, gritando y haciendo mil aspavientos con sus brazos, arremetí contra el en actitud de atropellarlo. "No Freddy, no mates mono", me dijo un japonés con las manos en la cara.
Claro que no lo maté, solo quise asustarlo, -aparte de que están protegidos, y se me hubiera caido el pelo, de haberlo arrollado-, pero no fué por falta de ganas ¿sabes?
Hasta tal punto se libró esta “batalla”, que cuando tenía que bajarse del coche, le dijo a los japoneses :yo no me bajo, yo os espero aquí mejor.
“Freddy, este ya no se olvida de ti , mientras viva “, me dijo la guía de la Roca.
Entonces decidí quedarme dentro del coche todo el día, esperando el fin de la grabación.
Y ahora me viene al cuento, una escena que ví un día en un documental de la segunda.
Había un chimpancé en una jaula, de un zoo, y se ve que comió algo con hueso que lo debió estreñir lo suficiente como para acordarse mucho tiempo.
Un día, alguien le dió la misma fruta, y al reconocerla, el bicho, la abrió, le sacó el hueso, se lo llevó al culo, y cuando vió que cabía por el orificio, directamente se lo llevó a la boca y se lo comió.
¿tonto?.

La moraleja:
¿a mi no se me hubiera ocurrido hacerlo, y a ti?

Por tanto, no somos ni los mas listos, ni los únicos que pensamos.
Por hoy , ya está.
Un saludo de tu amigo :

EL CORONEL

domingo, marzo 18, 2007

CARTA DE ANTOÑILLO A SU FAMILIA

CARTA DE ANTOÑILLO (UN SOLDADO) A SU FAMILIA


El Aaiún un día deOctubre del 75, a las puertas de la “Marcha Verde”.
“mi Zaento, puede usté escrebirme una carta?”.
¡¡ claro, hombre, en dos minutos estoy contigo ¡¡ le contesté-.
Se llamaba Antoñillo, era pastor en las sierras de Loja, -me dijo-
Vivía en un cortijo de la misma serranía, con sus padres, abuelos y hermanos.
Le tocó la mili en el Sáhara.
Después de hacer el periodo de instrucción, en el B.I.R., lo destinaron al Regimiento Mixto de Ingenieros, a la compañía de zapadores, donde yo le conocí.
Mediría uno cincuenta y tantos o sesenta como mucho, pelirrojillo, con pecas, fuerte como un toro, de complexión “rural”, casi siempre con un “celtas emboquillao”, consumiéndose en la comisura de los labios, se calaba la gorra de atrás, hacia adelante, con lo cual, la visera, se le quedaba encima de la frente, por el nacimiento del pelo, y apuntando al cielo.
Lentejas ¡¡¡ le pusieron los veteranos de mote, por la cantidad de pecas que tenía.
El resto de la indumentaria, pues……., un poquillo ancha, ya que la sastrería militar, tenía unos tallajes un tanto especiales, y se entregaba la ropa, ¡¡a medida¡¡, a medida que ibas llegando, por tanto después había que intercambiar entre unos y otros, pero siempre hay a quien el cambio no le viene bien, como era el caso de Antoñillo, (con su gorra 2 tallas mas grande, que le dejaba solo media oreja visible), así que el mismo tuvo que hacer de costurera improvisada, y se “arregló” bastante bien sus mangas y perniles del uniforme. –con todo ello, aún era motivo de alguna que otra risilla inevitable, sobre todo por la prenda de cabeza-.
Ahora, casi nos cuesta trabajo creer que un joven de 20 no sepa leer ni escribir, pero entonces era bastante frecuente, por desgracia, pero en cambio se desarrollaban otros sentimientos como el compañerismo, por ejemplo, en su mas amplio sentido.

Entramos en una habitación aledaña al bar del soldado,“Quítate la gorra aquí, Antoñillo, que estamos en sitio cubierto”, ¿y porqué hay que quitarse siempre la gorra dentro de las casas, mi Zaento?, - pues hombre, porque está escrito en los libros que dicen como hay que hacer las cosas, mas que nada por el respeto, ¿sabes?. ¡¡¡ ahhhhhhh ¡¡¡¡ me contestó.
“vamos, siéntate aquí a mi lado y ve contándome, y ¿Quién lee la carta en tu pueblo a tus padres?, -le pregunté-, pues seguramente, don Celestino, que cuando vaya mi máma a misa, se la llevará.

Mis queridos padres, abuelos y hermanos, espero que al recibo de esta, estén todos bien de salud, yo por aquí quedo bien, a Dios gracias.
-Mi Zaento, tiene usté que poner una cruz arriba del papel, antes de empezar a escribir ¿no?.
Coño¡¡ me dije, pues ahora que caigo es cierto que eso se hacía, antes, pero que casi ni me acordaba., -llevas razón Antoñillo, se me había pasado.-
Pápa, tengo muchas cosa que contarsus –contaros Antoñillo-, gueno, yo lo digo como se y usté ya lo escribe como se diga.
Ya hace un mes casi juré la bandera. Ya tengo bastantes amigos, aunque algunos van destinaos a otros sitios del “zájara” (Sáhara), mas lejos que yo.
A mi me ha tocao en la Compañía de “zarpadores”,- zapadores, Antonio- gueno, ezo, mi zargento. Mis amigos son de casi to España, gallegos , madrileños ,sevillanos y de mas sitios. Los gallegos hablan como Don Celestino (el cura), que es de Madrid o por ahí.
Máma, la ropa que “mandao”, le viene bien a Pepe “el ubio”, -¿Quién es Pepe “el ubio”?.le dije- , “ese es un gañan de Loja, mi Zaento , que mide lo menos dos metros, y mi pápa le dice “el ubio”. Ahhhhhhh, está bien Antonio. (el ubio, es un yugo para bueyes y también para mulos)
Seguimos: yo le dije al Brigada de la Intendencia, que me la cambiara por otra mas chica, pero me dijo que esa es la que hay , andando y a callar, y no puedes protestar, porque te pueden meter en el calabozo, ¡¡ hombre Antoñillo, en el “cala”, no te van a meter por esas cosas, no digas eso que se va a creer tu familia otra cosa ¡¡¡, gueno mi Zaento, pues ponga usté que en el calabozo hay muchos “lejonarios” –legionarios Antonio-, con unas barbas que se las pisan, y que nos llaman pistolos, y nosotros a ellos “grifotas” porque se fuman la grifa, que es paecío al tabaco, pero que huele a yerbaguena y te ajumas con dos cigarrás.
Aquí en el Desierto hay mucha arena y piedras, no vaya usté a creer, que to es playa, como en la postal, y las piedras achicharran cuando las calienta el sol.
Ya he hecho 4 guardias, pero son mu fáciles, porque es dos horas de pié con el fusil, y después te vas al cuerpo de guardia y puedes sentarte o lo que quieras.
Dormimos en una compañía que es como una nave grande, como la del BIR (el campamento donde juró la bandera),que tiene las literas a los laos, y en el centro, las taquillas, y allí dormimos ciento y pico, -98 Antoñillo- gueno ezo.
Máma , ¿sabe usté que la compañía brilla como que se yo?, los sábados tenemos zafarrancho, y tenemos que dejar la compañía como un jaspe.
Primero la barremos, después la fregamos, y aluego, ponemos una manta vieja en el suelo, encima un colchón de borra, y encima se tumba un soldao, que siempre le toca a un veterano y luego otros van tirando pegotes de cera y otros detrás, restregándola con papeles, y al final, otros tres o cuatro se agarran a la manta, y van tirando de una punta a otra de la compañía, hasta que de tanto pasar se le saca brillo, pero brillante, porque ademas el veterano (que va encima del colchón tumbao), siempre dice:”haya que darle otra pasada, que si no el cuando pase la revista el zargento a ser peor”.

Por la noche hacemos la “maginaria” –imaginaria- que es también dos horas dando vueltas por la compañía por si alguien se pone malo, y a los que roncan hay que menearlos pa que se callen, y por la mañana tienes que despertar al Zargento de semana, el primero.
Antoñillo, ¿Por qué tanto detalle, hombre?, es que mi pápa no hizo la mili y no sabe na desto, ¿sabe usté?, ahhhhhhhhh, bueno , hombre.
Na más levantarnos, nos cuentan y nos vamos a “sayunar”-desayunar- con su café del gueno , y otras veces el tody (parecido al colacao), después vamos a la “ignacia”,-gimnasia-, y aluego a lastrución – la instrucción-.
Algunos días lastrución, que nus toca, es poner alambrás, y bombas enterrás que se llaman minas, pero que no explotan porque son de maera, y vamos al tiro también, pero aquí, las balas si son de verdad, y aluego tengo zumbío en los oídos tol día.
Aquí se come mu bien, máma, no se procupe usté por mi, además yo siempre me llevo un chusco (bollito de pan), pa luego a la tarde, que me compro una lata de atún en la cantina y una fanta, y meriendo con los amigos.

Algunos días por la tarde, salimos de paseo, pero como hace mucho calor, mejor me que en el cuartel con los compañeros.
Aquí las casas no tienen tejaos, son planas por arriba, tienen terrazas, y to lo que hay son moros, con chilabas, que les llegan hasta los tobillos, pero me ha dicho mi zargento, este questá escribiendo, que es mejor eso que las mangas cortas, porque así no te quemas del sol, y no zuas tanto, porque el aire da gueltas por el cuerpo, ¿no mi zargento?, -mas o menos Antoñillo, mas o menos.
Me he apuntao a la extensión cultural, que es a las 6 de la tarde, y nos enseñan a leer, escribir, y a las cuentas.
Pápa, el otro domingo, salimos un poco mas lejillos, y fuimos a ver los camellos, que aquí hay por to las partes, y son mas grandes que los caballos, con un pescuezo mu largo, llevan una joroba en la mitá del lomo, de verdad, tienen la boca mas grande, y la dentaura mas peligrosa, aquí dicen los de tropas nómadas que lo mejor es no acercarse a estos bichos porque tienen malas pulgas, pero también deben ser guenos animales, porque se “jincan” de roillas, pa que se pueda uno subir .
Un amigo de Málaga, que está con los camellos, me ha dicho que un día me dará una vuelta en uno mas viejecillo.
Mi Zaento ¿estará usté ya jarto de escebir no?, ¡¡ hombre, un poquillo si ¡¡ pero lo vamos a dejar, por esta vez, que de lo contrario no te va a quedar na pa otro día, ¡¡. Que vaaaaaaa, si tengo un montón de cosa pa contar., pues entonces te despides aquí ¿no?, vale,.
Mama, que cuando mescriba, a ver si me podéis meter 20 durillos en la carta, que me vendrán mu bien.
Y ya acabo dándoles un abrazo, que se cuiden, y que me escriban pronto.


Al poco tiempo, a primeros del 76, cuando se entregó el Sáhara, Antoñillo fue a terminar su mili a las Palmas de Gran Canaria, y según me dijo el soldado maestro de la extensión cultural, terminó escribiendo perfectamente y leyendo muy bien, yo nunca mas supe de este pastor, que estoy convencido será una gran persona donde esté, puesto que lo básico ya lo tenía el como persona, y su formación escolar solo pudo contribuir a reforzar sus valores., era un personaje entrañable, un saludo Antoñillo, de tu “zaento”.


EL CORONEL

martes, marzo 06, 2007

EN EL AUTOBUS DE MI PUEBLO

UNA REFLEXION PARA LA JUVENTUD, Y PARA SUS PROGENITORES.
Puede ser perfectamente, el Bus de cualquier otro pueblo de esta nuestra plural España.
Uno, que quiere contribuir con el ahorro de energía, protección del medio ambiente, y del bolsillo también, porque no, haciendo uso del transporte público, en la manera de lo posible.
Algunos días, coincido en mi horario, con el de “ los/as instituteros/as”, (en adelante:los), a eso de las 8 de la mañana, los cuales llenan el Bus, eceptuando algunas personas mas mayores que también hacen el trayecto.
Los cincuenta y tantos asientos que tiene el vehículo, los ocupan estos jóvenes, con edades comprendidas entre los 12 y 15 años, calculo.
Ayer, subió una mujer con dos muletas, y un tobillo tamaño elefante.
Detrás, subió un matrimonio, cercano a los 80.
Cuando el autobús, emprendió la marcha, faltó nada, para que este matrimonio fuera al suelo, el susun cordan, la chica de las muletas y yo mismo, que me agarré a una barra “salvavidas”, como pude.
El trayecto, repleto de curvas, era un martirio para estas 2 criaturas, que no sabían donde ni como ponerse, para no ir al suelo.
Yo miraba de un lado a otro, a los jóvenes, intentando levantar con la vista a alguno de tantos. Ellos, sin embargo, permanecían inalterables, móvil en mano, o auriculares en la oreja, perfectamente ensimismados en su mundo.
Tampoco le dije nada a ninguno, porque un minuto antes, una señora, pidió que le cedieran un sitio a estas personas, y el “sin- vergüenza” (digo SIN, porque no tenia), le contestó a la mujer: “que hubieran venío antes”, y se quedó tan pancho el “angelito”.
De lo que a mi entraron ganas en ese momento es fácil adivinarlo, y también cuales hubiesen sido las consecuencias, por tanto decidí morderme la lengua.
Un frenazo del coche que nos precedía, llevó a la pobre anciana al suelo, a la chica de las muletas, y otra vez al susun cordan.
El pobre anciano cayó de bruces encima del simpático “angelito”, yo mismo me tragué la mochila de la joven que estaba delante de mío, que casi me disloco el hombre izquierdo.
Como pude, fui rápido a socorrer a la anciana, que se quejaba de dolor.
Absolutamente ninguno de nuestros futuros mandatarios, hizo nada, que no fuera soltar una carcajada.
El comentario de los chicos de la parte trasera , lejos de mostrar la mas mínima preocupación, fue de : “coño que hostia sa dao la aguela” .
Pues si antes me entraron ganas de soltar un manporrazo, ahora………
Cuando levanté a la señora anciana, estaba blanca, la pobre mujer, llorando porque le dolía el hombro, la conseguí poner en pié, como pude la consolé, y casi en mis brazos la sostuve, lo que quedaba de trayecto.
Ya no me pude contener, y le dije al susodicho chaval : oye, ¿te importaría dejar a esta señora que se siente donde estás tu?.
Y el hijo de la grandísima ….puta, me dijo: “si ya vamos a llegar”.
Y por supuesto no se levantó.
Desde el dedo meñique del pié, hasta la nuca, me recorrió un escalofrío parecido o igual al que nos entra, cuando nos muestran la foto de un terrorista.
Tuve que respirar profundo, unas cuantas veces antes de hacer o decir nada, y conseguí las dos cosas, a Dios gracias.
Todos miraban como si eso fuera cosa de viejos, o yo que se, ¿que pensarían esos desgraciados?, por supuesto con alguna carcajada recordatoria de la caída.
Hasta aquí, podríamos decir que todo es “normal”, dentro de la mas absoluta anormalidad, viniendo un sector de la juventud, pero mi indignación mas absoluta viene cuando en la penúltima parada, una se…… (iba a decir señora), una mujer, que vió todo como transcurrió, y que se agarraba al respaldo de un asiento, dijo: “vamos Javi”, y allá que se levantó un proyecto de obesidad mórbida, fruto de la comida basura, que se levantó, cogió su mochila, y se dirigió con “mami”, a la puerta del bus.
Y aquí viene la moraleja.
¿Realmente son estos chicos los culpables de esa actitud?, padres y madres como la de nuestro “Javi”, ¿tienen algo que ver en esto?, ¡¡¡ TODO ¡¡¡
Pues visto lo visto, agárrate que vienen curvas.
Os pido una reflexión seria y actuar consecuentemente con vuestros hijos.
Una saludo de tu amigo
EL CORONEL

viernes, marzo 02, 2007

CARTA DEL CORONEL A LOS QUEJICAS

CARTA DEL CORONEL A LOS QUEJICAS


No importa que día era, uno de tantos.
Dispuesto a comérmelo desde la mañana a la tarde.
Después de tres horas de aquí para allá, comencé a sentir un dolorcillo en ambos pies, a la altura del talón, donde se apoya el zapato.
Todos/as sabemos que cuando aprieta el zapato en esa zona, tornamos a unos andares un tanto raros, no sabemos como apoyar el pié en el suelo, para que la dichosa rozadura nos duela menos, pero ¡¡cá ¡¡, vano intento, sigue doliendo, y de que manera, madre de Dios.
Por si fuera poco este martirio, una pequeña protuberancia (juanete, callo, o como quiera que se llame), en el dedo anular, me dice , aquí estoy yo, y si estábamos pocos, parió la abuela, ahora si que tengo que parecer en mis andares al jorobao de Notre Dame.
Ya puestos, la uña del dedo meñique, tiene un piquito hacia arriba, que molesta a su vecino, por tanto ahora tiene queja doble, al pobre anular, y la desgracia que me ha caído encima en un rato es de órdago.
Ya estamos en las 2 de la tarde, hora española de comer.
Pienso lo que pienso y me dispongo a ir a los comedores Universitarios y comer algo, de tarde en cuando lo suelo hacer, (mas bien tarde que cuando), pero me gusta la gente joven, y los observo mucho.
En mi peregrino caminar, en busca de una asiento, paso por todas las obras de Graná, que son miles, y ya para rematar la faena, noto en el pié menos dolorido, un pequeñísimo cuerpo extraño, por su tamaño sería como la cabeza de una alfiler, pero con 1000, puntitas, y por lo molesto, la cama de un fakir debe ser una delicia comparado con este demonio de chinito.
Si antes parecía el jorobado de Notre Dame, ahora…. Pues una especie de Chiquito de la Calzada pero con cara de cabreao.
Por fin entro en el comedor, tomo mi bandeja con un menú que me daba casi igual, pues el dolor podía mas que el hambre, y me siento en una mesa frente a un joven “ventiañero” que me aventajaba un plato.
Me quité la chaqueta, y la apoyé en el respaldo de la silla, como la tenía también mi compañero de comida.
Lo primero que sentí fue un alivio absolutamente increíble, ¡¡ que felicidad ¡¡, -solo comparable a la de quitarse las botas de esquí, después de una día en la nieve-.
Nos saludamos el joven y yo, y al verme la cara de felicidad que puse, me pregunta ¿le pasa algo?, - no me hables de usted por favor-
Le expliqué todo lo que me ocurría del hilo al pavilo, (como se dice por aquí), y me contestó: “no es para tanto hombre, no te quejes tanto”, - ¡¡que noooooo ¡¡¡ mecachi en diez, este dolor es pa reventar, chiquillo-
Yo no paraba de resoplar, y él de reírse, y de decirme quejica.
Llegué a pensar que estos jóvenes no respetan nada, y mi dolor forma parte de ese nada, pero en fin yo no voy a cambiar ahora nada, cada cual que actúe como crea conveniente, la vida le irá diciendo lo que hay que hacer en cada momento, y como humanos que somos, solo aprendemos, a fuerza de caernos.
Cuando el joven se hubo tomado el postre, -yo andaba en el 2º-, me dijo: “bueno, aquí te vas a quedar, que tengo clase a las cuatro , quejica”, y se sonrió de nuevo, -la madre que lo parió, me dije-.
Cuando levanté la cabeza de mi plato, ví que se acercaba a mi, y me dijo casi al oído: “a mi me hubiese encantado tener ensangrentados los pies de andar”, juanetes, chinos en el zapato y lo que fuera menestar.
Se me echó un nudo que casi me ahogo.
El joven iba en silla de ruedas, y le faltaban sus dos piernas.
No he vuelto a entrar mas a los comedores Universitarios desde entonces.
En el camino de vuelta a casa, no noté ningún dolor, aunque las heridas eran considerables.
Jamás olvidaré aquella lección.
La moraleja de mi carta la dejo a tu albedrío.
Un abrazo de tu amigo:
EL CORONEL